8 de febrero de 2014

Canibalismo ayer y hoy: ¿Ritual, fetiche, demencia o supervivencia?


Hace unos meses los arqueólogos demostraban en Virginia, Estados Unidos, que los primeros colonos británicos del siglo XVII practicaban el canibalismo, gracias a los restos de una adolescente cuyo cuerpo había sido desmembrado, y removidos su cerebro y la piel de su rostro, para el posterior consumo. Práctica muy extendida a lo largo de la historia de centenares de culturas, incluso hoy en día todos los meses son noticia nuevos casos de canibalismo en el mundo. En los dos últimos años, padres que comen a sus hijos por hambruna en Corea del Norte, dementes, adictos y “zombis” en Estados Unidos, canibalismo en extraños rituales en Papúa Nueva Guinea, empanadas hechas de carne de mujeres en Brasil, o fanáticos psicópatas que comen corazón humano como advertencia frente a las cámaras en Siria, son algunas de las aterradoras noticias que nos han llegado de esta macabra práctica.
Ilustración de Theodore de Bry sobre canibalismo en América
La antropofagia en la Historia y la Mitología. La antropofagia es el término clínico para el canibalismo, y es un tema tan sorprendente como antiguo, que se remonta a hace al menos 800.000 años, con diferentes interpretaciones a lo largo de la evolución, hasta llegar a ser considerada hoy en día como un tabú. El origen de la palabra “caníbal”, surgida en el siglo XVI, en la época de la conquista española en América, se refería a habitantes del Caribe que consumían carne humana. Cuando Cristóbal Colón llegó a La Española, los caribes atacaban a los arawak para conseguir sus riquezas, y además secuestrar a los niños, a los que castraban, criaban y después comían. Cuando Cortés libraba batallas con los pueblos nativos del mundo azteca, éstos volvían al campo de batalla con sal para esparcirla por encima de los cadáveres y mantener más tiempo su carne en buen estado. El canibalismo era habitual en toda la América prehispánica. En Estados Unidos, los primeros colonos británicos del asentamiento de Jamestown, ubicado en Virginia, dejaron unas huellas claras de canibalismo en el siglo XVII. Los arqueólogos del Instituto Smithsonian aseguran que recurrieron a esas prácticas en más de una ocasión, y han presentado al público varios hallazgos y un busto femenino recreado a partir de dos fragmentos del cráneo que pertenecían a una supuesta víctima de los caníbales. En esta criatura, apodada convencionalmente ‘Jane’, no consideran tan impresionante el rostro como el tratamiento post mortem aplicado al cadáver. La adolescente tenía solo 14 años cuando murió, y sus huesos fueron cortados y desollados de una manera profesional (que aplican los carniceros), inmediatamente después del deceso. Los paisanos (las herramientas usadas evidencian que no eran indígenas) quitaron raspando todos los tejidos blandos, incluido el cerebro, reflejando una clara intención de consumo.
Cráneo y mandíbula de "Jane", víctima de canibalismo en Virginia
Pero yendo mucho más atrás en el tiempo, los kemitas egipcios creían que Osiris, dios de la agricultura, los proveía de cultivos para evitar el canibalismo, y el canibalismo era una práctica habitual durante todo el neolítico en Europa, lo que se desprende del estudio de las trazas dejadas por los útiles líticos y dientes humanos en los huesos humanos, hallados en basureros mezclados con restos de animales que también conformaban la dieta, especialmente en un período en el que apenas se han encontrado sepulturas. Pero antes, en la cueva del Sidrón (Asturias), un centenar de fósiles neandertales, extraídos a lo largo del mes de septiembre de 2011 (costillas, falanges, un molar, un fragmento de maxilar con piezas dentales, vértebras, un metatarso, un omóplato, una clavícula y un fragmento de fémur) son algunos de los restos óseos más significativos que demuestran la práctica de canibalismo en los neandertales hace más de 35.000 años, ya que presentan las marcas de corte típicas de ésta. En el fémur se aprecian claramente las rayas producidas en uno de los lados al ser descarnado y un golpe de fractura en el otro extremo para extraer el tuétano. Y aún más, el Homo antecessor (que vivió hace unos 800.000 años en Atapuerca, Burgos), practicaba el canibalismo (e infanticidio ya que las víctimas eran sobre todo niños) por la defensa y ampliación de un territorio rico en recursos (exocanibalismo), una conducta que se observa también en los chimpancés. En el mito de Saturno, que dice que Saturno era hijo del cielo y de la tierra, pero un día derrocó a su padre, el reinado sería para su hermano mayor aunque llegaron a un acuerdo. Saturno reinaría en lugar de su hermano mayor si cuando tuviera hijos se los comía. Saturno aceptó, y cuando llegó el momento devoró a sus hijos para seguir reinando y para terminar con la promesa que hizo a su hermano mayor. Sin embargo, su esposa Ops consiguió salvar a uno de los hijos (Júpiter), quien un día batalló con su padre, venciéndole, desterrándole del cielo, y convirtiéndole en un simple mortal. El famoso cuadro de Goya ilustra este mito.
Ilustración de Caspar Plautius sobre canibalismo en América
¿Por qué? Tipos de canibalismo. En psicología este comportamiento se describe como un acto de deseo de dominación, para sentirse superior a la víctima, pero en realidad, son varios los tipos y las razones de esta práctica. Históricamente, como hemos visto, lo más normal era que se realizara para adquirir más fuerza, sabiduría y conseguir ser un ser superior y más poderoso. Se creía que las personas iban adquiriendo energía a lo largo de su vida, y de este modo si alguien se alimentaba de otra persona, adquiría su poder. También era muy habitual en rituales religiosas como ofrenda a los dioses. Actualmente, los antropólogos dividen la antropofagia en dos tipos: el canibalismo aprendido, llamada antropofagia consuetudinaria, y el canibalismo de supervivencia, un mecanismo innato del que parece ser que nos olvidamos a menudo y que, sin embargo, es más común de lo que pensamos. Tanto el canibalismo aprendido, entre los que se hallan el ritual (con un método prescrito para, por ejemplo, la absorción de la fuerza del enemigo o de la sabiduría de un ser venerado), la parafilia (una forma muy especializada de fetichismo, a través de la carne de otro ser humano, o un desorden mental), como el canibalismo de supervivencia (mecanismo innato que surge en medio de accidentes aéreos, marítimos, guerras y hambrunas en general, por instinto), son más comunes de lo que pensamos.
Integrantes de tribu Fore (Papúa Nueva Guinea)
Canibalismo aprendido. Rituales. El canibalismo aprendido suele hacerse en forma de ritual, con un método prescrito. Se pasa de generación en generación, y se puede dividir en dos tipos: endocanibalismo y exocanibalismo. El endocanibalismo es el consumo de carne de un miembro del grupo (sociedad, tribu, familia), y se suele hacer para venerar a la muerte o para consumir algún aspecto esotérico del fallecido, como por ejemplo, la sabiduría. Un ejemplo son los pueblos Fore de Papúa Nueva Guinea, que tienen ritos caníbales funerarios en los que las mujeres y los niños suelen comer determinadas partes del cuerpo de los hombres, y en 2012 una veintena fueron acusados y llevados a juicio por comer a siete brujos. El exocanibalismo se suele basar en sentimientos de odio, ira, desprecio y humillación, y suele darse cuando un grupo de personas comen la carne de sus enemigos. No está relacionada con ritos de ningún tipo en general, aunque un buen ejemplo son los aztecas, que sacrificaban a soldados capturados y comerlos era un proceso de unión con los dioses, aunque también en el presente se da este tipo de canibalismo. Probablemente, el exocanibalismo se mantuvo en el tiempo mucho más que el endocanibalismo, habiendo casos relativamente recientes, como el ejército chino durante la Segunda guerra Mundial, que comía a los soldados enemigos caídos, o los congoleños que fueron acusados por las Naciones Unidas en 2003 por comer a los pigmeos asesinados. En 2011 el aventurero alemán de 40 años Stefan Ramin decidió seguir los pasos de un personaje de un libro titulado "Taipi, un edén caníbal". Lo que él no sabía era lo que estaba a punto de suceder. Quedó con el guía de la ruta de Nuku Hiva (en la Polinesia francesa, cerca de Tahití), Henri, e incluso fue invitado a una cacería de cabras, un plan bastante bueno para él. Su mujer (la alemana Heike Dorsch) no fue a la excursión, y aunque no era la primera vez que él iba sin ella, la tardanza de su pareja le extrañó y decidió ir en su busca. Cuando llegó al poblado, con unos 2000 habitantes se encontró con el guía, éste la dijo que su pareja había muerto en un ritual caníbal. Más tarde abusó sexualmente de ella. La mujer denunció los hechos pero nadie se atrevió a investigar hasta que se encontraron restos humanos calcinados en una hoguera en medio de la selva, se supuso que eran los restos del hombre. Un caso raro de canibalismo para intimidar al enemigo se ha dado en Siria, que vive una de las más cruentas y absurdas guerras de la historia. A los miles de muertos, millones de desplazados, el probable uso de gases letales y demás abusos y atrocidades cometidos en la guerra civil siria, que lleva dos años de infierno sin final a la vista, se sumó la profanación de un cadáver frente a una cámara de video, y la simulación (¿?) de un mordisco de su corazón, en un acto de canibalismo destinado a intimidar al enemigo, una advertencia contra las tropas del régimen de Bashar al-Assad por parte del comandante Abu Sakar, líder de una brigada que opera en la céntrica ciudad de Homs, uno de los bastiones rebeldes en la lucha por el control del país.
Rudy Eugene (el "caníbal de Miami") y su víctima, Ronald Poppo
Canibalismo aprendido. Parafilia. La parafilia en cambio, es una forma muy especializada de fetichismo, a través de la carne de otro ser humano, o un desorden mental totalmente irracional, y es la razón más común de los espeluznantes casos contemporáneos, de los que reseñamos unos pocos, ya que es el aspecto más conocido en los medios, debido a su carácter morboso. En Estados Unidos en 2012 el conocido como “caníbal de Miami” (Rudy Eugene) perpetró un brutal ataque contra un indigente llamado Ronald Poppo, arrancándole a mordiscos los ojos y más de la mitad del rostro. Policías que pasaban por el lugar, dispararon y mataron a Eugene, de 31 años de edad, aunque ya era tarde para Poppo, quien pasó un año ingresado en el Jackson Memorial Perdue Medical Center de Miami, una clínica de cuidados prolongados, donde le reconstruyeron el rostro (aunque quedó ciego), y donde aún reside. Como probable razón de este acto, se maneja el consumo de una droga llamada “sales de baño”, que contiene un estimulante sintético conocido como MDPV que causa alucinaciones. Pero lo peor es que este caso no es único, y una especie de “fiebre zombie” asola los Estados Unidos. Lo peor de la historia del 'caníbal de Miami' es que fue apenas la primera. Desde entonces, los casos parecen multiplicarse: un estudiante de Maryland confesó haber asesinado a su compañero de cuarto y comido su corazón. Un hombre en Nueva Jersey se apuñaló 50 veces y lanzó a la Policía trozos de sus intestinos. En Louisiana, un hombre perdió un pedazo de su mejilla cuando un individuo lo atacó y le mordió la cara.
Armin Meiwes, el "caníbal de Rotemburgo" (Alemania)
En Alemania, “Hombres entre 18 y 30 años que quieran ser comidos por mí” era el anuncio que publicaba el alemán Armin Meiwes, y fue Bernd-Jurgen Brandes, un hombre de 43 años, quien aceptó la propuesta. En la cena, Meiwes cortó el pene de Brandes, lo comieron juntos, y tras éste desangrarse y perder la consciencia, Meiwes siguió comiendo su carnes por varios días, cumpliendo un sueño que albergaba desde los 12 años de edad. Lo cierto es que fue a prisión (fue denunciado por la posible siguiente víctima), pero acusado de matar, y no de canibalismo, ya que la mayoría de los países no tienen leyes contra el canibalismo. En Japón, el artista de 22 años Mao Sugiyama subastó sus genitales en 2012 (pene, testículos y piel del escroto, extirpados quirúrgicamente), los cocinó con champiñones y perejil y los sirvió a cinco comensales. A pesar de la autoridades haber sido alertadas, en Japón no existe ley contra el canibalismo por lo que no ha sido acusado de ningún acto delictivo. En 1981 el japonés Issei Sagawa sentía una lujuria sexual extrema, y su compulsión por el canibalismo venía probablemente de un sueño de la niñez que lo dejó muy impresionado, según sus propias declaraciones. Él estaba en una olla hirviendo con su hermano, preparándose como una comida para alguien más, dando así comienzo a sus fantasías caníbales. No estaba interesado en comer a mujeres de su propia raza, sentía apetito por mujeres altas, rubias y de piel blanca. La posibilidad de estar con una mujer de este perfil para Sagawa era remotas. En Tokio visito a un psiquiatra al cual confeso sus oscuros deseos, fue calificado como un persona muy peligrosa por el profesional, pero el padre de Sagawa encubrió el problema y envía a su hijo a otro país. Otros profesionales de salud mentales que lo evaluaron luego vieron tendencias peligrosas en él. En París mata a una estudiante alemana y se la come durante varios días mientras escucha la voz que había grabado de ella recitando un poema, ya que a su manera, estaba enamorada y no encontraba otra manera de poseerla, que ingerirla, hasta ser interceptado por la policía. Es una historia con múltiples detalles muy morbosos que no cabe describir en este espacio, y también hay muchos otros casos de canibalismo en la historia contemporánea, que se pueden encontrar fácilmente en internet (Albert Fish “el caníbal de Brooklyn”, Enriqueta Martí “la vampira de Barcelona” o Jeffrey Dahmer “el asesino de Milwakee” son casos muy conocidos).
Región de Volga (Rusia). Campesinos comiendo
niños raptados. 1921
Canibalismo de supervivencia. El canibalismo de supervivencia fue tan común hasta el siglo XIX, que era la norma en el caso de que hubiera una naufragio. En general, se sorteaba quién debía ser asesinado y comido y quién lo mataría. Sin embargo, en esos casos se buscaba agotar todos los recursos antes de recurrir a esta opción. Numerosos ejemplos hay del canibalismo de supervivencia: en 1846, un grupo de expansionistas hacia el oeste se dirigió de Iowa a California, Estados Unidos. Un grupo tomó un atajo a través de Sierra Nevada, y quedaron varados allí por el invierno. Tras agotar sus recursos, acudieron al canibalismo. Cuarenta años después, cuatro hombres que salían de Inglaterra a Australia naufragaron y, dos meses después, optaron por matar a uno de ellos que estaba mal de salud y comerlo. Tal vez la historia más reciente ocurrió en 1972 cuando un grupo de rugby uruguayo quedó perdido en los Andes cuando su avión se estrelló. Los sobrevivientes, que permanecieron allí durante setenta días, decidieron comer a los compañeros que habían muerto en el accidente para sobrevivir. Durante la Segunda Guerra Mundial el canibalismo fue práctica habitual en Europa, sobre todo, está muy bien documentado el caso de Rusia, donde alcanzó cotas insospechadas. Debido a la falta de alimento, el historiador Michael Jones documentó durante el sitio de Leningrado que duró 872 días, distritos enteros fueron invadidos por caníbales debido a la gran hambruna. Valentina Rothmann, de 12 años, descubrió horrorizada que a muchos de los cadáveres que acarreaba les habían cortado las nalgas. Eso no fue nada comparado con la experiencia de otra joven, Vera Rogova, a la que persiguió un caníbal con ojos extraviados de hambre y un hacha. Maria Ivanovna se sorprendió al ver que, en medio de la carestía, unos inquilinos cocinaban carne; le dijeron que era cordero pero al levantar la tapa de la olla entre el caldo asomó una mano humana. Incluso en los mercados, se vendía carne humana. A las mujeres, les cortaban especialmente los pechos. También la Guerra Civil Rusa condujo a una importante hambruna en 1921 con alarmantes casos de canibalismo.
Ilustración de Theodore de Bry sobre canibalismo en América
¿Qué fue primero? ¿Ritual o supervivencia? La pregunta es un poco compleja y tal vez chocante, pero lo cierto es que no se sabe si el canibalismo surgió por necesidad y se lo adornó con propiedades espirituales, o fue justamente al contrario. Dentro de la antropología, los materialistas creen que el canibalismo tomó forma de ritual luego de existir como método de supervivencia: la falta de alimento puede haber forzado a las personas a actuar de esta forma, y luego intentó justificar esta actitud bajo términos religiosos. Los idealistas, por su parte, están de acuerdo, pero consideran que las razones del canibalismo ritual son mucho más esotéricas de lo que dicen los materialistas. Consideran que el ser humano siempre ha buscado símbolos para interpretar el mundo, y determinadas partes del cuerpo siempre han tenido especial importancia: allí está la cuna del canibalismo. Sea como fuere, hoy en día, el canibalismo es un tabú y no está bien aceptado en la mayoría de las culturas. Es algo repulsivo y condenable. Si lo miramos desde un punto de vista biológico, es una mala estrategia para crecer como especie, ya que atenta a largo plazo contra la supervivencia de la raza, pero es una buena estrategia a corto plazo para la supervivencia del individuo. Sin embargo, muchas especies animales (perros, gallinas, chimpancés, osos polares) recurren al canibalismo como forma de supervivencia, por lo que en esas ocasiones sería un buen planteo. Pero, ¿qué pasa con el canibalismo ritual? Se cree que surge de sentimientos más humanos como la violencia, aunque lo cierto es que el hecho de comer carne de otro humano para absorber su vitalidad no es tan alocado: cuando comemos, nuestro cuerpo se llena de nutrientes que nos brindan energía. Entonces, ¿cuál es el problema con la antropofagia? Simplemente, el tabú, o el condicionamiento cultural, ya que si lo analizamos desde un punto de vista antropológico e histórico, podemos ver que fue algo bastante común en el pasado, y no condenado.
Mantis religiosa comiéndose a su pareja
Canibalismo en animales. Las mantis religiosas se alimentan de machos de su especie tras el apareamiento, y los hamsters se comen a sus crías, igual que en algunas ocasiones los perros (machos y hembras) y otros mamíferos, quizá porque la cría tiene algún problema no visible. Una de las razones se relaciona con la incapacidad de la relación fonoauditiva entre la madre y el hijo. Una posible deficiencia en el cachorro, le haría incapaz de emitir sonidos, o la falta de recepción por parte de la madre, de escucharlos. Entonces se deja de lado a ese cachorro, la madre no lo limpia ni alimenta y termina comiéndoselo. En el caso del padre, el acto de canibalismo tiene su origen en el instinto animal, que es transmitido genéticamente de generación en generación y podría ser por razones evolutivas. Es frecuente el canibalismo en casos de falta de espacio o de cautiverio. Muchos son los animales que se comen a sus hijos recién nacidos para alimentarse a sí mismos. En este caso el instinto de supervivencia es más fuerte, y se da cuando escasea el alimento y en condiciones extremas. También es común el canibalismo por placentofagia desmedida. Esto se produce cuando el instinto natural de eliminar todos los restos del parto se confunden con alteraciones en la conducta del animal. Esto significa que la madre se come la placenta, el cordón umbilical y sigue con sus cachorros al ser incapaz de distinguirlos. Cocodrilos, perros, gatos, felinos, insectos, osos y peces son las especies en las que más se observa el canibalismo. Un caso muy curioso es el de los grillos y algunos ratones, que cuando pasan mucho tiempo sin comer practican el auto-canibalismo. Los grillos se comen sus propias patas y los ratones su cola.
Panes con forma humana de Kittiwat Unarrom (Tailandia)
Canibalismo en el cine. Sin duda alguna, el canibalismo o antropofagia fue, y sigue siendo, un tema presente en todas las culturas, de todos los tiempos, alrededor de todo el mundo. El 13 de febrero de 1991 estrenaba en Estados Unidos tal vez la más conocida de las películas sobre el tema, “El silencio de los corderos” (Jonathan Demme 1991), que sirvió para acercar el tema del canibalismo a millones de personas. “El caníbal de Rotemburgo” (Martin Weisz 2006) inspirada en la historia de Armin Meiwes, estrenaba en 2006. El informático Meiwes, trató desde la cárcel de parar por medios legales el estreno de la película en Alemania, ya que según su abogado, se le representaba como a un asesino brutal, una representación alejada de la realidad... El 11 de octubre de 2013, una película española, “Caníbal. Una historia de amor” (Manuel Martín Cuenca 2013), volvía a abordarlo. “Albert Fish” (John Borowski 2007), “Angustia diaria” (Claire Denis 2001), “Anthropofagus 2000” (Andreas Schnaas 2000), “Apocalipsis caníbal” (Vincent Dawn1980), “Asura” (Kei’chi Sato 2012), “Beowulf” (Robert Zemeckis 2007), son sólo algunas otras que tratan el tema seriamente o en nota de humor, y hasta en animación (“Asura”). Para finalizar este escabroso tema, lo haré con una nota morbosa, unos panes con forma de partes del cuerpo humano, que son fabricados, pintados y horneados por el panadero-diseñador tailandés Kittiwat Unarrom. ¿Alguien gusta?
El dato: un caníbal intrauterino. No es un film, pero parece el argumento de una película de monstruos alienígenas, aunque el protagonista no es un engendro de ficción, sino una especie bien conocida, el tiburón toro (Carcharias taurus), que vive una sangrienta historia de violencia antes de nacer. Los embriones de este tiburón se canibalizan entre ellos, de forma que el mayor se come a todos sus hermanos menos a uno, el único que finalmente llega a nacer. Los científicos conocen desde hace tiempo esta agresividad intrauterina, pero hasta hace poco no eran capaces de explicar el motivo. Un nuevo estudio publicado en la revista Biology Letters, cree tener la respuesta. Según explican sus autores, de la Universidad Stony Brook de Nueva York, se trata de una estrategia competitiva con la que los machos tratan de asegurar su paternidad. Los investigadores analizaron embriones de tiburón en diferentes etapas de la gestación de quince hembras muertas en redes de las costas de Sudáfrica. Las hembras con un embarazo avanzado solo conservaban dos embriones y era más probable que los supervivientes tuviesen un solo padre, algo que los científicos determinaron con análisis de ADN. Sin embargo, las hembras que se encontraban en una etapa más temprana de la gestación tenían en el útero hasta nueve embriones, que eran generalmente de dos padres. Una camada puede comenzar compuesta por doce miembros, pero el más grande de ellos, posiblemente el primero, devorará a todos menos uno. Esta estrategia ayuda a que solo los genes de un padre sigan siendo dominantes, aunque las hembras se apareen con múltiples parejas. Al final, el macho perdedor se ha dedicado, sin quererlo y muy lejos de su intención, a proporcionar alimentos para el hijo del macho rival. Además, permite que los toro tengan al nacer bebés más grandes que otras especies de tiburones, lo que aumenta sus posibilidades de supervivencia. Este tiburón mide 2,5 metros de largo cuando es adulto y las madres suelen dar a luz a dos tiburones bebé, cada uno de un metro de longitud, un tamaño más que considerable para un recién nacido.

Qué leer:
Moira Martingale. Asesinos caníbales
Michael Jones. El sitio de Leningrado, 1941-1944

1 comentario:

  1. Magnífico artículo, aunque inquietante, por qué será que cuando lees la parte de canibalismo en la historia te revuelve menos que los casos actuales??? Al fín y al cabo, lo que han hecho es lo mismo.

    Sonia López

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